Mis labios son del viento
son del agua y del silencio,
mis besos del horizonte,
de la noche y del deseo,
mi aliento es del rocío
y mis suspiros del tiempo.
Mis labios fueron versos
que con dulce cántico
iban hasta tus oidos yertos,
con notas que mi alma escribía
para que leyeras con la tuya
mi reporte de suspenso.
Mis labios son del viento
y se enjugaban furiosos
para ir tras de ti y robarte un destello,
pero no estás, ya no te encuentro,
porque al parecer tus besos no son para mí,
sino para tus recuerdos.
Mis labios, mis rosas
y toda mi alma de desvelos,
ya a las puertas del ocaso de mis sueños,
siguen su camino y viajan
más allá de los pétalos de mi jardín y de mi encierro.
Hoy se van conmigo
y dejan este hostil aposento,
hoy se retiran mis pasos
para empezar todo de nuevo,
por un sendero de risas,
de amapolas y de caricias sin término.
Mis labios son como un sello
de mi pensar y de mis huesos,
y se entregan profundo
cuando lo que dan es un obsequio,
y aunque no esperan de vuelta un premio
se merecen al menos
una sonrisa o unos ojos tiernos.
Mis labios se cerraron
compungidos y en aprieto,
agotando el aire fresco y el aroma de tu lecho,
deseando que las horas
acaben ya para este tormento,
para dejar enterrado este fatal descontento.
Mira como están ahora,
como un difunto quieto,
con flores y perfumes que todos le trajeron,
entregados para irse hasta el más lejano cielo,
van en busca de descanso,
de compañía y consuelo.
De tus labios ya no tendré recuerdo,
de tus ojos ni de tus proyectos,
ni de tus manos ni de tu cuerpo,
de tus palabras ni de tus deseos,
y en mi boca ya no tendré más
el sabor de tu eterno silencio...
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