(BennyOnisso_20120521)
Soledad, fuerza etérea y tortuosa,
que es como un acertijo que me invade,
se apodera y me hipnotiza,
que es como la niebla que trastorna el cielo claro,
mi cielo azul y fecundo,
pero que afanosa y flagrante, se roba mi sonrisa.
Soledad, es pensarle y no tenerle,
es sentir que viene, que se acerca, me circunda,
pero que en las nubes se pierde, y en silencio,
como antología, y como verso tenue,
queda expectante en mi pensar como un enigma:
como el caudillo de mis horas de desvelo.
Embustera soledad,
que me haces creer que aún
él muere por este amor de estío,
por mis besos de princesa y ojos tibios,
que me asedias con la idea que persisto en sus sueños,
pero le he visto pasar con traje nuevo
y de su brazo a un nuevo prospecto.
Ladina y embustera,
que me ilusiona y luego me atosiga,
me llena de valiente gallardía,
hasta la demencia misma,
para pronto convertirse en asesina,
porque luego me desgarra sin titubear siquiera,
cavando esta honda herida
que es una condena.
Embustera soledad y es mi compañera,
que me da pequeños sorbos de existencia,
mientras vivo, y que es como un gemido
bajo el atrio de mi nube que gobierna,
el torrente que vigila mis latidos,
y que dispersa mi esperanza
de sus mimos, sin tregua y sin clemencia.
Embustera soledad
te arrancaré ahora mismo de este sitio,
porque mi corazón no es ningún
retazo de vida
ni es un verso marchito,
porque mis días no son un libro amarillo,
que se llene de penurias y lamentos de exilio.
Te mandaré al fondo de las aguas
donde yacen los cautivos,
deambularás con cadenas y será tu castigo,
por hablarme de su ausencia
y hacerme presa de su hechizo,
ya no quiero que regrese,
porque sus labios de quimera,
me pagaron con hastío.
