(BennyOnisso_20120720)
Te
miro, más bien te contemplo,
te
regalo mis ojos ensimismados en los tuyos,
te
huelo, te percibo así, profundo,
esplendoroso
y cándido,
exhibiendo
tus encantadores atuendos.
Me
gustas así, frente a mí,
cual
soldado dispuesto para la guerra,
con
tus gallardas dotes de heraldo
y
de valiente centinela,
que
me envuelve incesante con su vital frenesí.
Me
gustas así frente a mí...
tomar
tus aromas de campo abierto,
tus
pociones celestiales que me dan sustento,
oir
tus dichos y tu contemplación sin horas,
dándole
razones a mis ensueños de diosa.
Presiento
tu risa detrás de los guijarros,
huelo
tu todo como un volcán de miel,
y
me gusta sentir tus ráfagas
furiosas,
como huracán sin ley,
tu
dulce audacia y el candor de tu piel.
Me
gusta verte frente a mí,
dispuesto
como terciopelo que cae sobre mis caderas,
y
sentir que hueles a champan y a delicia,
me
pareces una tarde en la pradera,
que
me hace enloquecer y cubrirte de caricias.
Frente
a mí, tu voz callada
y
tu mirada excelsa,
tus
suspiros, como un prodigio del más allá,
que
irrumpen con sigilo malicioso,
y
se deslizan atiborrados por mis venas.
Hasta
ahora me persigue tu olor a violetas,
me
ha quedado tu sabor a rosas frescas,
y
a disfrute que fluye de la alberca,
tu
recuerdo es un presente de fragantes orquídeas
que
me embelesan.
Cierro mis ojos y te revivo,
más
ahora en esta distancia recia...
y
te huelo a pastizal bajo el sol rendido,
como a un trigal amarillo, listo para la cosecha,
como
a pinares verdes y espigados
en
las llanuras de tu ausencia.